Patricio Caballero Barrios, consultor de sanidad de C&B Consultoría, nos presenta una nueva edición de sus artículos de opinión, titulado “Cuidar”.
Cuidar. Curiosa palabra y parece ser que proviene del latín “ Cogitatus” (Interés reflexivo que pone uno en algo), desde luego, quien lo inventó y lo aplicó a lo que hoy conocemos por esta actividad, le dio un nombre bastante bonito, por lo menos así lo veo yo.
¿Y quién, a lo largo de su vida, no se ha encargado de cuidar alguna vez o ha recibido cuidados? Cuando esto ocurre, y quien diga lo contrario miente, y lo generalizo en llevarlo a cabo no solo con personas, sino con otros seres vivos o incluso con bienes materiales, nos volvemos de alguna manera más delicados, sensibles y cuidadosos.
Y, ¿por qué digo esto?, porque de la misma manera, cuando un profesional del cuidado ( que es a lo que dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo) desempeña su labor o tarea, necesita hacerlo lo más delicado y cuidadoso posible, con tiempo necesario y suficiente para llevarlo a cabo sin meternos prisa y que nos veamos obligados a correr ( mal cuidado entonces), requiriendo concentración, empatía, nobleza y una cantidad innumerable de aptitudes y cualidades que se me ocurren pero son demasiadas para plasmarlas aquí.
Al fin y al cabo, una profesión remunerada (por cierto, bastante mal remunerada), pero eso sí, al servicio de todo aquel que lo necesita. Para nosotros siempre presente los 365 días del año pero para el resto de los mortales sólo importante o fundamental cuando se les viene algo encima que rompe los esquemas de sus vidas perfectamente organizadas, una enfermedad o como en estos tiempos, una pandemia, tanto personal como de alguien cercano o querido. Y todo cambia, todo se centra en lo que verdaderamente importa, el resto se aparta y si se supera vuelve el olvido, sí, el olvido del “Arte de curar” porque es un arte, esto sí que es un arte.
Muchos compañeros durante esta pandemia han visto en primera persona como desconocidos, personas de distintas edades, razas, culturas, profesiones… en esos momentos de necesitar ser cuidados y depender de los profesionales se han vuelto vulnerables, débiles, delicados y pequeñitos (aquí no hay grandezas). Lo único que importaba era la supervivencia. Y ahí estaban “LOS CUIDADORES” dándolo todo por personas que acababan de conocer, extraños al fin y al cabo.
Pero no quiero centrarme en el cuidado en tiempos de covid o de pandemia porque esto pasará (imagino), sino en el cuidado en general, ya hace años que tanto en nuestro país como en muchas partes del mundo hay un gran problema al que podemos llamar “La crisis del cuidado”.
El envejecimiento de la población, la alta esperanza de vida y la reorganización de nuevos modelos de familia han provocado que haya un gran vacío de presencia y apoyo para muchas personas de autonomía restringida, o lo que bien conocemos todos como personas en situación de dependencia y que necesitan atención de terceros y por supuesto ser cuidados.
A los gobiernos parece ser que solo les interesa este tema, cuando ellos son los que se ven desbordados o con la soga al cuello y solo ahí es cuando se ven en la obligación de volver a invertir en CUIDADOS pero como os he dicho antes “Después de la tormenta viene la calma” y la calma se traduce en olvido, se recupera la normalidad y que ocurre al recuperar esa normalidad, pues “ OLVIDO”, otra vez recortes, degradación, humillación, infravaloración.. y a quién?, a los que nos cuidan.
Se espera en los próximos años siempre según los expertos, que unos 5000 sanitarios de nuestro país les toque ya jubilarse, a éstos sumemos los que después de esta dura batalla y después de tantas olas y no del mar, van a tirar la toalla y, por supuesto, los que ya no están con nosotros y algunos que van a necesitar ser cuidados también, y yo pregunto: ¿ Cómo pretende esta sociedad soportar una ausencia tan grande de personas necesarias para todos los que llegan a su última etapa de la vida o todos aquellos que se van a ver con su autonomía restringida y tienen derecho a tener una calidad de vida lo más óptima posible?, Y se me ha olvidado nombrar también a todos aquellos profesionales que se tuvieron que ir a otros lugares porque aquí no encontraban su sitio o no se les valoraba.
¿Habrá que educar de otra forma a las nuevas generaciones?
¿Habrá que incentivar de alguna manera a los que se están formando o se dedican a este arte?
Habría tantas preguntas y, ¿nadie se va a sentar a respondernos?.
Vuelvo a decir que la esperanza de vida se alarga, se prolonga en el tiempo ya no nos morimos a los 65-70 años (si no nos mata una enfermedad claro), a esa edad todavía se es joven, hoy está de moda escuchar eso de : ”Los 50 son los nuevos 40, los 40 son los nuevos 30”, ¿eso escuchamos verdad?, por lo tanto, si somos justos los 70 son los nuevos 60 y los 80 son los nuevos 70 y así sucesivamente. Edades para seguir viajando, disfrutando “Dar vida a los años”, ”Envejecimiento activo” es lo que se oferta a la sociedad y cada vez son más los que llegan incluso a los 100 años y hasta los pasan.
Pero cada vez son menos los nacidos, Pirámide invertida que lo llaman.
Nadie se plantea, ¿Qué va a pasar?
Y si nacen menos a quien educamos para cuidar.
Ya en países de Asia las personas mueren solas y abandonadas en sus casas porque no hay manos suficientes para asistirlas, o querrán matar a media población para erradicar el problema y con esto no quiero ser alarmista y mucho menos dramático pero ¿da que pensar no?, ahí lo dejo.
Pues lo dicho, reflexionemos todos, cuidadores o no, sobre esta situación y pensemos que cuidar es algo tan fundamental y necesario en un futuro inmediato que debe estar en el Top de las necesidades básicas de nuestra sociedad y aunque sea una redundancia:
“CUIDEMOS EL ARTE DE CUIDAR”:
Cuidemos a nuestros profesionales.
Cuidemos a nuestros mayores.
Cuidemos a los que nos importan.
Porque en un futuro incierto y no muy lejano seremos nosotros los protagonistas de esta historia:
Esos profesionales.
Esos mayores.
Y esos a los que a alguien le vamos a importar.